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Diálogo al reproche

by - April 08, 2020






El clamor de la vida que siempre he deseado se extingue, violenta, efímera, dulcemente. Es irónica mi predisposición a escribir estas letras, siendo que odio las despedidas. 

¿Qué debo explicar? ¿Cómo debo justificarme? ¿Qué debo hacer para que la gente pueda comprenderlo? 

Todas estas son preguntas absurdas, no habrá nada capaz de convencer al resto, nada hará que alguien logre comprenderme. Es fácil ahogarse en remordimientos y lamentaciones, estoy segura que quienes me rodean en su gran mayoría no han logrado ser excepción a tan contundente regla.

Estoy cansada, desesperada y acabada, todo ello en silencio. Estoy agazapada en una oscura esquina, tiritando de frío, muerta de desprotección, desde hace años, desde hace tanto que me es imposible tener certeza de ello. El sol ya no se muestra tras las blancas cortinas de mi ventana, vivo en una noche perpetua.


Hay monstruos, que no he sido capaz de expulsar de mi subconsciente, esos monstruos me miran desde la oscuridad, nunca han dejado de estar presentes, siguen ahí desde mi tierna infancia. Penumbra tras penumbra, clamo a gritos que alguien me salve. En vano, en vano por que quienes dicen amarme, han naturalizado mis cadenas, las han subestimado, haciéndome aún peor daño.


Podría hacer de juez, pero...¿De qué me sirve en un juicio de necios?

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