Convenciones

by - November 27, 2020


(Imagen creada por Shelia Liu)

La Vía Láctea sigue precipitándose sobre Andrómeda, el agujero negro supermasivo cercano a la constelación de sagitario sigue engullendo todo a su paso, y yo, celebro gustosa ser una mota de polvo movida por la angustia y la convención social, efímera y en crisis, que arbitrario esto de existir y que problema realmente el de nacer. Viviré curiosa en pupilas dilatadas, memorizando significados y significantes, aprendiendo a distinguir los tipos de suelo, la fotosíntesis de las plantas, las derivadas integrales, los procesos del agua y cómo encajar en sociedad. Esta última, por supuesto, colocándose como la tarea más titánica de todas, en la vida no se me preparó para las relaciones saludables, para saber como tratar al otro, tener cuidado también, del otro. E ignorante para eso para más que nada, y eso que soy ignorante en tantas cosas, continúo desenvolviéndome en torpeza infantil, solo que ahora no hay recesos prolongados, ni mariposas lo suficientemente bonitas como para acaparar toda mi atención, la primavera por estos rincones tropicales del globo terráqueo ni se asoma y yo he comenzado a preocuparme más de tener que comer tres veces al día, pagar todas las facturas y hacerme responsable de las miserias que se recrean en la estirpe que me parió.


Y sin embargo, sin embargo, todavía me muero por encerrarme en una habitación helada, taparme de pies a cabeza con las sábanas, encender la linterna y perderme en los libros que me regalaban, deslizar los lápices gastados sobre las hojas de líneas blancas, blancas, y extensas, como la sin certeza cálida. Ya he divagado mucho acerca de la muerte y los caminos que me pueden llevar a esta, más, menos convincentes, el otro, los otros, qué sé yo de los otros, estoy harta de vivir sintiendo que no soy y que no me alcanza para ser. Sí, es evidente que quiero morirme, pero quiero morirme solo si he vivido bien, es mi rebelión personal, mi burla particular hacia los dioses: cargar mi piedra con gracia. 


Amablemente, hoy es uno de esos días en los que solo puedo pensar: ¡Qué se joda todo lo demás!

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