(Ilustración realizada por Heo Jiseon)
El tiempo es una herramienta de medición ilusoria, claro, pero en efecto, los cuerpos si se desgastan y las transmutaciones nunca cesan, la sensación de naufragio existencial no es sin embargo tan abstracta y a veces uno es pura carne y puro hueso, a veces, toca ser, pura carne y puro hueso, porque después de todo la vida en su aplastante circunstancialidad abarca mucho más que solo aquello que queremos. ¿Qué decir? Es entonces cuando pierden un poco de sentido las sendas de redención, y es cuando, en luna llena y pozo sin fondo, con las estrellas resplandeciendo insignificantemente, reunir valor, también es resignarse.
Esa soy yo, perdida y resuelta, con veinticinco años y los ojos ciegos divagando en Marte, hecha carne y hueso, porque Venus es engañoso y autocomplaciente y estoy francamente hastiada de la autocomplacencia. Y soy yo aferrada a las certezas, porque son todo lo que resta.